María Montessori elaboró un material didáctico específico que constituye el eje fundamental para el desarrollo e implantación de su método.
Este material está diseñado para ser manipulado por los alumnos en un ambiente estructurado y ordenado donde se fomenta la libertad, la adquisición de una confianza en sí mismos, la independencia, coordinación, orden, concentración, autodisciplina…
Es material didáctico para enseñar. Están ideados a fin de captar la curiosidad del niño, guiarlo por el deseo de aprender. Para conseguir esta meta han de presentarse agrupados, según su función, de acuerdo con las necesidades innatas de cada alumno.
El hecho de que el material sea tan concreto hace que el trabajo con él no sea sólo un aprendizaje sino una incorporación de los conocimientos adquiridos de acuerdo con el ritmo normal del niño. La fácil y rápida absorción de los conceptos nuevos se debe a que el material puede ser manipulado, característica muy importante que a ayuda al educando a diferenciar, por él mismo, sin interrupción de la maestra, tamaños, pesos, colores, formas, texturas, ductilidades, sonidos musicales, olores, gustos, etc.
El niño responde al propio descubrimiento, se le invita al saber, nunca le se impone o se le obliga a hacer algo.
Estos materiales didácticos pueden ser utilizados individualmente o en grupos para participar en la narración de cuentos, conversaciones, discusiones, esfuerzos de trabajo cooperativo, canto, juegos al aire libre y actividades lúdicas libres. De esta forma asegura la comunicación, el intercambio de ideas, el aprendizaje de la cultura, la ética y la moral.
En general todos los materiales didácticos poseen un grado más o menos elaborado de los cuatro valores:
-
Valor funcional.
-
Valor experimental.
-
Valor de estructuración.
-
Valor de relación.